“Ahora sé que soy diferente, que no soy tonta ni estoy loca” Liane Holliday Willey
No existe una edad óptima para comunicárselo a la persona, pero hay que ser consciente que algunas circunstancias permiten plantear el momento idóneo para comenzar a trabajar el autoconocimiento en el niño/a o el adulto/a (Vermeulen, 2013):
- El niño/a o adolescente realiza preguntas sobre el autismo o el Asperger directamente o utiliza esos términos porque los ha oído en su entorno.
- Los niños/as comienzan a ser conscientes de sus diferencias con los otros/as. Esto se produce en el desarrollo de os niños/as con síndrome de Asperger entre los 6 y los 8 años.
- La persona realiza preguntas sobre sí mismo que implican consciencia de muchas de sus dificultades: ¿por qué no tengo amigos/as? ¿Por qué nadie quiere jugar conmigo? ¿Por qué no entiendo lo que quieren decir? ¿Por qué no sé jugar bien al fútbol?
- El niño/a o el adulto/a tiene problemas de integración social, educativa o laboral y problemas de relaciones sociales porque recibe respuestas sociales negativas por parte de otras personas (burlas, insultos, desprecios…).
- Comienza a recibir intervención y apoyo en recursos especializados para personas con síndrome de Asperger o trastornos del espectro autista.
- La familia tiene que tomar decisiones sobre el futuro que pueden implicar un riesgo para la persona (vivir solo/a, viajar solo/a, etc.)-
En cualquier caso la comunicación del diagnóstico siempre ha de adaptarse a la edad de la persona, a su nivel de comprensión, al contexto y a la dinámica tanto de la persona como de su familia, consiguiendo siempre que sea un proceso positivo, enriquecedor y que aporte tranquilidad, herramientas de apoyo y autoconfianza.
FUENTE: Todo sobre el Asperger, Ma. Merino Mtz. et al.